Siempre me dejo olvidada en alguna parte.
Pierdo un tiempo precioso buscándome.
Ayer me dejé en la esquina.
Cuando me encontré no pude alegrarme,
Tuve que cargarme en andas y llevarme a cuestas.
Sentí que mi propio peso era demasiado y no valía la pena el esfuerzo.
Así que me dejé, apurando la idea de otro olvido.
Volví sobre mis pasos con la culpa traladrándome el alma.
Me vi despojada y vulnerable.
Entonces me atreví a pedirme que camináramos.
Me convencí de que no es posible tanto desencuentro.
Intentaré estar conmigo más tiempo para olvidarme del olvido.
Seguramente me pediré perdón y me perdonaré.
domingo, 20 de diciembre de 2009
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Qué lindo cada tanto dejarse olvidada por ahí, hoy me vendría bien perderme por unas semanas, un abrazo encontrado, Paula
ResponderEliminarEso es normal querida amiga Betita, MUJERES COMO VOS, que se olvidan de si mismas, pues son pocas... y soy un privilegiado de poder compartir este pergamino de oro laminado con nuestras reflexiones convertidas en versos. Gracias MUJER.
ResponderEliminarYo quisiera ser el viento
y colarme en tu ventana
romper el cristal que cubre
los confines de tu morada